Por el Comité editorial de Panamá
El 30% de las parejas en el mundo, según las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) deben encarar uno de los diagnósticos más difíciles y duros de procesar: la incapacidad de tener hijos debido a los problemas que se originan por la esterilidad o la infertilidad. De hecho, en la actualidad, a este grupo también se suman las mujeres solteras que desean ser madres y no pueden hacerlo de forma natural; bien sea por no tener pareja o por presentar alteraciones en el aparato reproductor. En cualquiera de estos casos, la reproducción asistida llega en forma de luz y esperanza para evitar que esta población renuncie al anhelo de construir un hogar. En el marco del Día de la embarazada y la obstetricia, a celebrarse este 31 de agosto, desde IVI Panamá queremos despejar las inquietudes que estos procedimientos de fertilidad acarrean.
Es normal que antes de iniciar un tratamiento de reproducción asistida los nervios y las dudas hagan de las suyas y les hagan una mala jugada a los pacientes. Es que, en la vieja escuela, a la sociedad se le inculcó la educación y se le entregó las herramientas necesarias para afrontar la planificación familiar, así como los conocimientos para evitar un embarazo no deseado. Pero se dejó a un lado la enseñanza o la preparación de los hombres y mujeres que deben recurrir a la medicina reproductiva para tener bebés, dado que, por una serie de problemas, no pueden lograrlo de una manera tradicional.
En la sociedad actual, la infertilidad sigue siendo tabú
Una de las dudas más recurrentes en las pacientes que se someten a un tratamiento de reproducción asistida es la siguiente: si me realizo un tratamiento de reproducción asistida, ¿puedo ser madre a cualquier edad? Según el Dr. Saúl Barrera, director de IVI Panamá: “en la actualidad se habla abiertamente sobre planificación familiar y cómo evitar el embarazo, pero se mantiene como un tabú hablar sobre infertilidad y cómo afrontarla. Crecemos dando por hecho la concepción y que podemos posponer el ser padres hasta el momento adecuado y no tomamos en cuenta factores como la edad o el estilo de vida”.
A la par, el especialista Saúl Barrera indicó que, en muchas ocasiones, las parejas y mujeres solteras relacionan los problemas de esterilidad “con un embarazo complicado o de riesgo”. Sin embargo, en la mayor parte de los casos, estos factores no están asociados. Para empezar, es importante destacar cuáles son las diferencias entre esterilidad e infertilidad: a la esterilidad se le conoce como la incapacidad para concebir un embarazo o la dificultad de quedarse embarazada. Mientras que, en la infertilidad, la mujer puede lograr el embarazo, pero dicha gestación no se desarrolla de la manera correcta y termina en un aborto. Por otro lado, la esterilidad se puede tratar con un tratamiento de reproducción asistida. En cambio, la infertilidad debe tener un mayor control obstétrico; pues la mayoría de los embarazos son de alto riesgo.
¿Existen diferencias entre un embarazo natural y un embarazo por reproducción asistida?
De acuerdo a lo expuesto por el Dr. Saúl Barrera, director de IVI Panamá, las diferencias entre un embarazo espontáneo y un embarazo por reproducción asistida radican en la etapa inicial. Como bien se sabe, la gestación natural se da por medio de las relaciones sexuales sin protección entre una pareja conformada por un hombre y una mujer. Ahora bien, en el caso de las parejas que no pueden concebir o las mujeres solteras que quieren ser madres, su proceso varía según el método.
El primer método o tratamiento sería la Fecundación In Vitro (FIV); en esta técnica el óvulo es fecundado con un espermatozoide en un laboratorio. Una vez obtenido el embrión se procede a realizar la transferencia al útero materno a modo que continúe su desarrollo de forma normal. También está la Inseminación Artificial (IA); se asemeja un poco más a la reproducción natural, dado que facilita a los espermatozoides la llegada al útero en el momento que se produce la ovulación.
Ahora bien, es oportuno reiterar que al transcurrir las primeras etapas de la concepción se da una marcada diferencia entre el embarazo natural y el embarazo asistido. Sin embargo, el resto de la gestación es igual. Para efectos, el especialista Saúl Barrera aseguró que la forma en la que crece y se desarrolla el embrión, al igual que los síntomas que puede manifestar la mujer durante la gestación, “son los mismos en ambos casos”. Posterior a la transferencia del embrión al útero, la evolución del embarazo por un tratamiento de fertilidad ocurre de la misma manera que un embarazo natural.
Recomendaciones al tener un embarazo por un tratamiento de reproducción asistida
Los médicos aseguran que a lo largo de la fase de la estimulación ovárica es importante que la futura madre mantenga una vida tranquila; lejos de las situaciones que le generan fuertes cargas de estrés o ansiedad.
Otra de las recomendaciones al tener un embarazo por reproducción asistida es tener un ritmo de vida calmado. Esto porque las hormonas que se les inyectan a las pacientes en ocasiones pueden aumentar el tamaño de los ovarios generando una inflamación en el abdomen, lo que puede desencadenar en sentir molestias con los movimientos.
No obstante, después de recibir la transferencia del embrión las medidas preventivas son un poco más exigentes. En esta fase es importante que la paciente tenga un reposo absoluto; es decir, debe evitar las actividades físicas de cualquier índole en especial aquellas que son de alto impacto o intensas. Una vez se logra el embarazo es posible retomar las jornadas habituales. Además, se deben seguir las indicaciones médicas al pie de la letra como por ejemplo cumplir con una dieta balanceada, practicar ejercicios físicos leves y evitar la ingesta de alcohol o de sustancias nocivas para la salud dado que pueden repercutir negativamente en el desarrollo del feto.
A propósito de celebrarse este 31 de agosto el Día de la embarazada y la obstetricia, desde IVI Panamá queremos honrar a los profesionales que se dedican a esta especialidad, pues son quienes se encargan de acompañar y asistir a la mujer en las etapas de su embarazo, parto y puerperio. Siempre con la mejor disposición y con una contención que abarca los aspectos psicológicos y sociales de la maternidad. A ustedes, ¡muchas felicidades!
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