La Inseminación Artificial (IA) consiste en la colocación de una muestra de semen de la pareja (o del donante), previamente preparada en el laboratorio, en el interior del útero de la mujer con el fin de incrementar el potencial de los espermatozoides y las posibilidades de fecundación del óvulo. De esta manera, se acorta la distancia que separa al espermatozoide del óvulo y facilitamos el encuentro entre ambos.
Se trata de un tratamiento de reproducción asistida de baja complejidad en el que, a diferencia de la fecundación in vitro, el proceso de fecundación ocurre de manera natural dentro del útero materno. Está recomendado especialmente para pacientes menores de 38 años que enfrentan problemas para lograr un embarazo.
El 90% de los pacientes que siguen un tratamiento de reproducción en IVI quedan embarazados.
El 97% de nuestros pacientes recomiendan IVI.
IVI ofrece atención personalizada y acompañamiento en todas las fases del tratamiento.
IVI es pionero gracias a que usa la última tecnología de reproducción asistida para ofrecer los mejores resultados.
No somos la opción más cara. Somos la que más alternativas de tratamiento ofrecemos para lograr resultados.
La evaluación personalizada del paciente es fundamental para determinar el tratamiento de fertilidad más adecuado.
En este procedimiento es necesario realizar una estimulación ovárica para incrementar las posibilidades de éxito, ya que de forma natural la mujer solo produce un folículo –y, por tanto, un óvulo– en cada ciclo menstrual. Esta fase consiste en estimular el ovario para que produzca más óvulos de forma natural, y su duración oscila entre 10-12 días. Además, para que la Inseminación Artificial tenga éxito, es necesario que al menos una de las trompas se encuentre en perfectas condiciones y que el semen del varón contenga una concentración mínima de espermatozoides móviles que permita realizar la técnica con garantías. En caso de tener bajo conteo de espermatozoides será necesario entregar más de una muestra de semen para lograr la cantidad necesaria para realizar el tratamiento.
Durante el proceso de estimulación ovárica se realizarán ecografías seriadas –entre 3 y 4– y se determinará el estradiol en sangre para comprobar que el crecimiento y la evolución de los folículos están dentro de la normalidad. Cuando comprobemos por medio de ecografía que los folículos han alcanzado la cantidad y tamaño adecuados, programamos la inseminación artificial alrededor de las 36 horas después de la administración de una inyección de la hormona hCG, que induce la maduración ovocitaria y la ovulación.
La preparación del semen en la Inseminación Artificial consiste en seleccionar y concentrar los espermatozoides de mejor movilidad. Para ello se procesan las muestras mediante técnicas de capacitación o preparación seminal, que permiten eliminar espermatozoides muertos, inmóviles o lentos y optimizar la calidad de la muestra que se utilizará para la inseminación.
Para la inseminación puede utilizarse tanto la muestra de la pareja como la de un donante. Se recomienda utilizar semen de donante cuando la muestra de la pareja sea de baja calidad o exista algún riesgo de transmitir una alteración genética a sus descendientes.
El procedimiento de Inseminación Artificial se realiza en las consultas de las clínicas de reproducción de IVI tras haber inducido la ovulación. Unas 2 horas antes, se debe entregar en el laboratorio de andrología una muestra de semen para su preparación y capacitación. Tras la colocación de un espéculo, con molestias no superiores a las de una citología, se pasa la cánula a través del cuello uterino, lo que permite introducir la muestra en el interior del útero. Este procedimiento no es incapacitante: tras la inseminación se puede continuar con las actividades diarias y laborales con perfecta normalidad.
Por lo regular, la prueba de embarazo se realiza 2 semanas después de la inseminación y es importante mantener bajo control la ansiedad y estrés que pueda generar esta espera. Nuestro equipo médico y unidad de apoyo psicológico se encontrará a su disposición para ayudar a canalizar emociones que puedan surgir al someterse a técnicas de reproducción asistida.