Por el Comité editorial de Panamá
El retraso de la maternidad es una tendencia global, que no escapa de nuestro medio. Esto se ve reflejado en el incremento de pacientes mayores de 40 años que acuden las clínicas IVI en los últimos diez años. Estas mamás tardías son las más firmes candidatas a los tratamientos de fecundación in vitro con óvulos de donante y llegado el momento, no todas ellas tienen claro el paso que están a punto de dar aun siendo su única opción
La caída de la fertilidad es un hecho progresivo el cual se acelera luego de los 38 años. A partir de ese momento, la probabilidad para concebir de manera espontánea va disminuyendo, pero más aún, la probabilidad de embarazo con los distintos tratamientos también disminuye conforme avanza la edad. Los ovarios no son precisamente una fuente inagotable de fertilidad los gametos femeninos (óvulos) se agotan, y después de los 40 años, quedan los de menor calidad. Llegado este momento, la pareja tiene que tomar una decisión importante: Si quieren ser padres, necesitarán la ayuda de una donante.
Las parejas que para poder ser padres deben recurrir a la donación de gametos tienen la sensación de que sólo les sucede a ellos. En una sociedad aparentemente fértil, donde amigos y familiares parece que procrean sin ninguna dificultad, se sienten extraños y raros. De modo que ésta es la primera sensación que les asalta cuando su médico les recomienda un tratamiento de donación de óvulos. La información de los procesos y el conocimiento de la cantidad de parejas que hay en su misma situación, es una explicación que puede producirles cierto alivio y tranquilidad.
Los parecidos físicos, las enfermedades de transmisión genética, la motivación de las donantes, su anonimato o las dudas sobre si lo querrán como su propio hijo son las preguntas más frecuentes en la consulta. No obstante, de las parejas que acuden a informarse y tienen dudas sobre la donación de gametos, prácticamente el 100% accede al tratamiento. El deseo de ser padres es grande y aunque les cuesta renunciar a su propia genética, están deseosos de contar con información que les facilite la toma de esta decisión. La infertilidad puede llegar a sentirse como una montaña rusa emocional y el apoyo y consejo pueden ayudar en este viaje. La pareja puede tener dificultades para decidirse por alguna alternativa terapéutica, por eso en las clínicas IVI todos los pacientes tienen a su disposición un gabinete psicológico que pretende arrojar luz sobre las muchas dudas en las que puedan caer las parejas. La información tanto a nivel médico -sobre el tratamiento- como a nivel social –sobre la donante- hace que la pareja se sienta más cómoda y le cueste menos dar el paso. Al principio del proceso les preocupa ese material genético desconocido. Cuando se les informa de los exámenes médicos y psicológicos que forman parte del proceso de selección, se sienten menos angustiados. La información que se les facilita es el perfil general de los donantes, a qué grupos pertenecen, edades, motivación para donar, hábitos de vida, estudios, etc.
Igualmente les alivia y tranquiliza el conocimiento del proceso de adecuación de donantes y receptores.
IVI Panamá realizó más de 70 tratamientos de ovodonación entre 2012 y 2013
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